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Imaxe
  Y Elric entró en la sombra y se encontró en un mundo de sombras. Se volvió, pero la sombra por la que había entrado ya había desaparecido, confundida con el resto de la oscuridad. Michael Moorcock LA ASESINA: BROM. Una molesta llovizna, de agua sucia y ceniza, tiznaba la ya oscura piedra de las altas torres de aguja que brotaban por doquier. Merecerían nombrarse las numerosas zigurat donde los fanáticos llevaban a cabo crueles ritos, acompañados de los lastimeros gritos de los sacrificados; y también era notable la ciclópea Biblioteca, que dominaba con sus elevadas cúpulas toda la ciudad, muy por encima de los altos obeliscos de alabastro, las gárgolas de mármol viridián, o las broncíneas estatuas de titanes ciegos. Imposible es obviar los terribles chillidos que desgarraban el silencio de la noche, y los relámpagos acerados que, destellando sordos en el horizonte, permitían vislumbrar sombras nefastas cruzando los cielos como presagios de pesadilla. Pero verdaderamente inolvidables